miércoles, 2 de junio de 2010

LA DRAMATURGIA DEL BAILARIN

La dramaturgia del bailarín es un concepto utilizado por Patricia Cardona, autora del libro con el mismo título, en el que aborda las características que para ella debe cubrir un intérprete, no sólo de danza sino de cualquier arte escénico.
En el libro explica los elementos que, en conjunto, conforman la dramaturgia de un intérprete artístico, y que pueden conducirlo hacia una interpretación mejor cada vez.
En conferencia Patricia Cardona explica que un intérprete sin dramaturgia no tiene la capacidad de involucrar al espectador en su obra, de hacerlo sentir “algo”. En cambio, cuando se utiliza una dramaturgia –la que se quiera- el espectador siente una transmisión de sentido, de sensaciones y emociones que le permiten involucrarse de manera casi inconsciente con la obra que presencia.
El intérprete no solo es técnica y fisicalidad, es, como todo ser humano, un ente dotado de emociones, percepciones, pensamientos e infinidad de aspectos que no dependen de la fisicalidad o el manejo técnico que posea, es por esta razón que al interpretar no puede olvidar el lado no tangible de su ser, debe involucrase él mismo en su obra, debe implementar alguna dramaturgia.
Cada intérprete elige su propia dramaturgia, incluso puede variar de vez en vez.
La dramaturgia lo va a ayudar a darle un sentido extra a su interpretación, a sentirla llena de significación y a transmitir su sentir de manera más eficiente.


SUSANA GALINDO AGUILAR

1 comentario:

  1. Continuando con la Dramaturgia del bailarín, pienso que la danza debe surgir de nuestra visión y filosofía percibir el mundo, nuestra realidad. De lo más profundo de cada ser, ya que la dramaturgia del bailarín es un recordatorio de que es un SER HUMANO, no robot. A partir de ahí podrá llamar la atención del espectador y luego le dará el mensaje que desee.
    Porque lo que éste quiere es identificarse humanamente con el bailarín, mirarse en éste. Que se le genere experiencias estéticas que no olvide, que se le brinde un lenguaje nuevo y diferente que lo impacte, transforme y refleje. Si por alguna razón, el lenguaje se agota hay que reinventarlo, a partir de esa misma filosofía que responde a un por qué y para qué.
    Por eso la cantidad de lenguajes es tan infinita como la cantidad de visiones y filosofías de percibir el mundo, todos y cada uno de ellos nos permiten rescatar nuestra autenticidad expresiva.

    LIDIA LÓPEZ ROMERO

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