Uno de los objetivos del grupo es que nosotras las futuras egresadas obtengamos la profesionalización en danza, y uno de los aspectos para lograrla es la gestión.
En estos momentos el grupo se encuentra en ese punto esencial del proceso de aprendizaje, es donde se obtiene experiencia no sólo dancística sino personal y es el que se asemeja más a la realidad laboral: Pedir funciones o “TOCAR PUERTAS”.
Por ahora, nuestro reto es conseguir y dar por lo menos 10 funciones en un mes. Muchos pensarán que no es nada del otro mundo bailar 10 veces en un mes, y es cierto. Lo complicado es conseguir que te den los espacios donde presentarte.
Es como ir a pedir trabajo:
Debes llegar amablemente, aunque ya no estés tan animoso después de que el guardia de la puerta no quería dejarte pasar.
Obviamente, llegar con una solicitud de empleo, en este caso con una CARPETA, la cual para hacerse requiere de un proceso minucioso.
Después, entras a una oficina (o tal vez sólo te atienden en la sala de espera) donde te piden resumas toda tu carpeta en unas cuantas frases; frases que debes seleccionar bien para que decidan a favor de tu proyecto. Algunos te dicen: “Déjanos tu proyecto, nosotros te hablamos” (pero hasta ahora ese no ha sido nuestro caso) y otros te dicen sin problema: “Sí, ¿qué día quieres presentarte?”.
Y piensas: ¡Por fin una función!
Pero aún te falta checar el espacio para saber si es idóneo para tus coreografías, tal vez sea demasiado pequeño, o de cemento y tus coreografías tiene muchos momentos en el piso. Pero, como buen bailarín sabrás resolverlo. De cualquier manera, se consiguió una función más y para nosotras una preocupación menos.
Probablemente este pequeño escrito suene pesimista, pero pienso que lo más importante no es todo lo mencionado, sino obtener la experiencia de enfrentarte a un mundo laboral real, ir dejando la protección de la escuela, proponerse siempre llevar un buen proyecto, aprender a aceptar los “sí y los no” sólo como posibilidades y no como determinantes, porque finalmente nada está escrito.
Ya que: CUANDO SE CIERRA UNA PUERTA, SIEMPRE HABRÁN MUCHAS MÁS ABIERTAS.
Y lo mejor será seguir tocando puertas
Lidia López
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