viernes, 2 de julio de 2010

DESAHOGÁNDOSE EN LO ACUOSO

El discurso estético que porpno Morpho Azul conciste en una búsqueda del movimiento con calidad articulatoria y acuosa.
Constantemente en los entrnamientos imaginamos que somos un contenedor de agua para darle más sentido a ésta búsqueda.Y después de un año, parece que empezamos a encontrar el sentido verdadero de éste discurso, personalmente creo que lo acuoso responde a la organicidad del movimiento humano, no sólo dancístico, porque no olvido que la danza tiene que ser resultado de lo humano, de lo cotidiano y no al revés.
Los movimientos de la vida diaria, son danza, son arte y todos están regidos por reflejos e instintos, por descargas eléctricas en el cerebro llamadas "pensamientos", todo ordenado orgánicamente.

La danza tiene la particularidad de poder hacer que los movimientos dejen de ser orgánocos para convertirse en mecánicos, eso es lo que le da matices de espectacularidad y rareza a este arte tan humano. Pero creo que nunca hay que olvidar los orígenes y siempre que sea posible regresar a ellos habrá que hacerlo, pues el movimiento orgánico es lo que nos lleva a todo lo demás. Sólo se levanta quien sabe caer, sólo admira la luz del sol quien ha estado ciego, y sólo saborea lo inorgánico quien disfrutó lo orgánico.

En este contexto es que afirmo que la búsqueda de lo acuoso en el movimiento ha venido a recordarme lo orgánico de éste, me ha permitido desahogarme de todo lo que tenía acumulado en el cuerpo, de todas las tensiones y esfuerzos extras e inecesarios.

Lo que le da vida a la danza es el cuerpo, y para que tenga una buena calidad de vida, éste, el cuerpo, debe estar en óptimas condiciones.

La danza no es, o no debiera ser sinónimo de masoquismo, de sacrificio o de dolor, por que en el momento que lo es deja de producir placer en el ejecutante y se reflejará al espectador.

La danza es placer, diversión, discilpina sí, pero voluntaria...

Y a mi, el discurso estético, el estilo de mivomiento que Morpho Azul busca y propone me lo recurdan a cada instante.

Susana Galindo Aguilar

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