En varias publicaciones se ha hablado de diferentes aspectos que requiere un bailarín para hacer de su oficio un arte, se ha mencionado acerca de la técnica para crear un lenguaje corporal, de exploración, dramaturgia, de la importancia de dar funciones, conceptos, de la respiración, entre muchas cosas más, que sirven para la educación y la formación integral de quien se dedica a la Danza.
Hoy hablaré de aquello que hace que la Danza sea. Del vehículo que mueve al bailarín en el sentido literal de la palabra, de aquello que finalmente se ve en escena: el cuerpo. El cuerpo que es receptor de toda la información que se adquiere en el día a día, que es el reflejo de lo aprehendido y de lo vivido, no sólo para la Danza sino para el diario vivir de cualquier persona, pero si de Danza se trata, el cuerpo habla y comunica, da vida a personajes, situaciones, formas, trazos, figuras, ideas, sentimientos… movimiento.
La Danza necesita de un cuerpo bien entrenado, un cuerpo maleable y que tenga la capacidad de amoldarse y modificar cuantas veces sea necesario, para cumplir con lo que requiere el coreógrafo, la coreografía y la obra. El cuerpo de un bailarín debe ser fuerte, dúctil, ágil, ligero, dinámico, flexible, articulado y muy, muy abierto y receptivo a la información teórico-conceptual y corpórea, es decir, la técnica o estilo de entrenamiento que incluye el acondicionamiento físico.
Es a través del acondicionamiento físico que se llega al máximo de las posibilidades de la búsqueda creativa que tiene un bailarín en su quehacer, es la fisicalidad la que conduce todo lo que se quiere comunicar y expresar, es el cuerpo el que sostiene el discurso estético y de la ejecución.
Para finalizar, imprescindible es saber que un cuerpo desentrenado jamás podrá ser el medio de la representación armónica, estética y expresiva.
ATENAS ARROYO ALDANA
Hoy hablaré de aquello que hace que la Danza sea. Del vehículo que mueve al bailarín en el sentido literal de la palabra, de aquello que finalmente se ve en escena: el cuerpo. El cuerpo que es receptor de toda la información que se adquiere en el día a día, que es el reflejo de lo aprehendido y de lo vivido, no sólo para la Danza sino para el diario vivir de cualquier persona, pero si de Danza se trata, el cuerpo habla y comunica, da vida a personajes, situaciones, formas, trazos, figuras, ideas, sentimientos… movimiento.
La Danza necesita de un cuerpo bien entrenado, un cuerpo maleable y que tenga la capacidad de amoldarse y modificar cuantas veces sea necesario, para cumplir con lo que requiere el coreógrafo, la coreografía y la obra. El cuerpo de un bailarín debe ser fuerte, dúctil, ágil, ligero, dinámico, flexible, articulado y muy, muy abierto y receptivo a la información teórico-conceptual y corpórea, es decir, la técnica o estilo de entrenamiento que incluye el acondicionamiento físico.
Es a través del acondicionamiento físico que se llega al máximo de las posibilidades de la búsqueda creativa que tiene un bailarín en su quehacer, es la fisicalidad la que conduce todo lo que se quiere comunicar y expresar, es el cuerpo el que sostiene el discurso estético y de la ejecución.
Para finalizar, imprescindible es saber que un cuerpo desentrenado jamás podrá ser el medio de la representación armónica, estética y expresiva.
ATENAS ARROYO ALDANA
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