jueves, 1 de julio de 2010

Un mago en el espacio.

La energía está presente en el espacio y en el ser humano. Influye sobre las acciones y consecuencias que se den en el.
Para el bailarín está presente y se transforma en su cuerpo sin importar que tan estático pueda estar por un momento, la energía debe impulsar cada uno de sus movimientos de una forma orgánica, natural y a su vez extraordinaria al danzar. Lograr una energía escénica controlada y verdadera (no fingida) parece un gran reto tan solo de intuición; sin embargo existen investigaciones muy complejas acerca de ello, y por supuesto al hablar de energía es inevitable dejar de nombrar a Rudolf Laban pues sus principios físicos atienden necesidades directas en cuanto al movimiento “escénico”:
“En la Eukinética Laban hace un estudio profundo de las leyes de la gravedad, este estudio lo llevó a clasificar todas las gamas de la energía que hay entre un máximo de tensión y la total relajación”.(1)
Conjuntamente estudió las acciones humanas para llegar al gesto en forma sensible, significativa, ordenándolas en relación al tiempo, a la energía, al espacio, al flujo y a las reacciones síquicas del ser humano, considerando que “cada individuo se mueve en forma diferente y que la calidad del movimiento está determinada por razones sociológicas.”

Conocer la energía y saberla manejar para proyectarla adecuadamente puede cambiar la interpretación entera de un bailarín, hablando por supuesto de dinámicas de movimiento, proyección escénica, incluso en su rendimiento físico.
La clave está en un control y equilibrio adecuado de las tres energías (emocional, física e intelectual) .
Mantener un cuerpo capaz de responder a todos los impulsos y reflejos que la danza demanda en este perfecto equilibrio requiere de una preparación intima muy fuerte para lograr quizás instantes de ello.
Así como el bailarín requiere de una fortaleza física, también la requiere de forma mental, madurez emocional para manejar y controlar con perfecta comunicación su cuerpo mente y espíritu.
Cuando por un momento sucede, ese instante mismo en que parece hacerse un mago de su cuerpo, con el que juega, esperando dominarlo sublimemente.
Ese es el instante más intenso en el que se es uno mismo. Dentro de la magia de la danza.

Referencia Bibliografica:
1.Energia del actor.Claudio di Girolamo

Mariana Papaqui Briones.

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