El Examen Profesional está en la puerta, es cuestión de tiempo, poco menos de un mes para que el telón se abra y el ritual empiece en la percepción de los ajenos, para que la música, la iluminación, el vestuario, la escenografía y los cuerpos llenos de movimiento cobren vida en el espacio escénico. Todo lo que somos, todo lo que tenemos como seres de Tierra prestado y puesto al servicio de la Luna.
La obra, son muchos momentos que engloban la cadencia de estas Mujeres de luna -locura, pasión, frenesí, soledad, fuerza, determinación, compañía, insistencia, valor, grandeza, supervivencia… EXISTENCIA!!!!!-. Todo para encarnar y hacer posible la invención de mujeres de otro tiempo y otras formas.
Al filo del agua, puede ser todo y nada, puede tener significado o no, pude existir o ser simplemente carente de interpretación; todo depende de lugar que se visite dentro de este borde que puede dar paso a la muerte o enmarcar el inicio de vida. Todo depende del instante, del momento en el que estamos transitando.
Recta final, fin de un ciclo, comienzo de una nueva historia, deseos propios, fecundidad o largos minutos de tiempo muerto. No lo sé, eso es tarea de cada quien; lo que es un hecho es que el tiempo en la Licenciatura terminó, el ciclo se cierra lentamente, el filo del agua se acerca, nos estruja, nos moja y nos eleva. Las mujeres de luna insisten en mojarse en la vertiginosidad de algún filo al que nos invite la Tierra.
ATENAS ARROYO ALDANA